Hola Nines:
He leído tu email, con tanta impaciencia, que hasta casi el final, no he sabido leer entre líneas. Y justo al terminar, he notado como mis ojos estaban húmedos. Siempre ha sido así, siempre me ha dado miedo que me vieran llorar, y he pagado un alto precio por ello, bien lo sabes.
Me encanta que hayas entrado en mi blog a leer mis cositas, aunque no hayas escrito nada en él; ya sabes que siempre me gustó escribir, es mi forma, de sacar a fuera lo que me pasa dentro.
Quizás hubiera sido mejor escribir menos y hablar más, pero ya sabes que hablar nunca fue lo nuestro.
Lo malo del tiempo, es que pasa, y sobre todo, pesa. No he tenido conciencia del tiempo, hasta no darme cuenta que ha pasado sin darme cuenta, que Carlota tiene ya 8 años, que mi hermana lleva casi 20 años viviendo en Frankfurt, que mis padres ya son abuelos, que mi matrimonio se fue al traste hace... hace ya tanto, que mejor ni me acuerdo.
Pero eso es lo más curioso, el tiempo pasa, y pesa. Se me ha hecho tarde para según que prisas, se me ha hecho tarde para rescatar algunos miedos, y se me ha hecho tarde para no volver a pensarlos. Pero ahora con el peso que da el paso de los años, eso que llaman madurez debe asomarme por la retina, y por eso tal vez, no pienso en el paso del tiempo, sino en el peso, de algunas cosas que o bien han pasado o bien dejé pasar.
Me aferro al tiempo como si pudiera sujetarlo; pero transcurre, rápido, intenso, como si quisiera decirme algo, como cuando veo fotos de ese pasado que ya no reconozco como propio, y me siento extraña ante mi propia figura, de hace ya tantos años. Fotos de una infancia tan lejana, que me da miedo aferrarme al tiempo, no quiero que pase, porque ahora que he vuelto a ser la niña que quise ser y no la que fui, y puesto que no me reconozco en esas fotografías, esa no soy yo.
Las palabras que nos faltaron, las que nunca pronunciamos, las que nunca nos dijimos, quedaron ausentes para siempre, quedaron en el camino y se perderán, quien más; quien menos, todos llevamos una colección de palabras no dichas, de cosas no hechas y de espejos rotos.
El pasado es la única estación que vemos cada día. La memoria se queda apenas con fragmentos que no siempre son relevantes, a veces, ni siquiera son reales. En mi pasado hay paraísos de amor, y pozos de odio, sueños de alegrías y vivencias de tristezas, mi pasado es un tango interminable, pero deslumbrante. No obstante, cada uno somos artífices de una porción de nuestro futuro, insisto, de una pequeña porción, la mínima, el futuro mayor, el futuro con mayúsculas, y también el menos controlable, es el futuro del archipiélago. No quiero pensar más en el pasado.
Te lo dije en una ocasión, no se si lo recuerdas, no voy a irme sin más, ni tú podrás obligarme. Yo y mis pies cansados, clavaremos los talones a modo de ancla en esta tierra y siempre diremos no, y siempre, por lejos que estés aquí estaremos.
Podrán mandarme vendavales o colecciones de agravio: la colección de mis desaires, de mis faltas de ortografía, de mis faltas de adolescente inquebrantable, de mis queridos disparates, de mis tropiezos evitables, de mis inútiles extravagancias, de mis escándalos de atea, de mis llantos de miserable; pero no voy a irme sin más. He llegado hasta aquí, caminando descalza y sin herirme, dialogando con mis silencios, con mis miedos, con mis nubes, con mi llanto, con el sol, con el agua, con aquellos amaneceres y siempre con algún secreto, minúsculo o tremendo, pero mío, como una forma de eludir cierta desidia inevitable.
No voy a irme sin más. Si sigues creyendo en relaciones superfluas es que aún no has visto la trayectoria de de mis deseos y de mis culpas que se van un día y se regresan al siguiente, con lo aprendido, con lo vivido, con todos los detalles que aún nos quedan...
No tengo intención de irme, y si me voy... te aseguro que no me pillara confesada.
“Cada ser humano es una isla, en el mejor de los casos… pertenece a un archipiélago.”
Mallorca, 30 de agosto de 2008.
Karmen.
Ya te lo dije Cerezo, hay veces que hace falta llorar y a quien no le guste que se tape los oídos o se vaya, pero que nos deje llorar.
SAMA — 26-09-2005 15:51:20
Tus lágrimas son como las hojas del cerezo que nos caen al aire para alfombrar el camino hacia ti.
Palabras mías.
CEREZITO— 03-10-2005 14:23:07
Yo siempre he oído tu risa como la lluvia en un tejado, .. las lágrimas son la sombra de la risa, Se llora de emoción, se ríe por nervios... y el mar es salado como las lágrimas, y a todos nos gusta, como tu.... Te kiero con K
LUIS LUERA — 05-10-2005 13:21:31